MI QUERIDA DESCONOCIDA 7

MI QUERIDA DESCONOCIDA 7

Hola Maximilia ¿como estas?.- Saludo la doctora Helena cuando entro al consultorio.-

Bien Doctora un poco mejor ya no me duele tanto, puedo correr siete kilómetros sin detenerme.- Respondió la paciente sonriendo de forma coqueta, mientras le mostraba a la doctora sus piernas largas y definidas.-

Ya lo veo.- Respondió la doctora acariciando los músculos de la pierna derecha de Maximilia. Sin poderse controlar maximilia gimió cuando sintió la mano de su doctora en la parte alta de su muslo, sabía que si seguía subiendo con su caricia la doctora terminaría dándose cuenta del calor que emanaba del centro de sus piernas.-

Helena sonrió al notar el efecto que tenía sobre la deportista, se habían conocido  hace unos meses cuando la misma se había lesionado en una carrera, desde ese momento la energía sexual que las chicas emanaban cuando estaban juntas era sorprendente, habían mantenido algunos encuentros sexuales esporadicos, sin complicaciones, ambas aceptando lo que cada una podía dar sin esperar nada más a cambio.-

Helena aun arrodillada frente a Maximilia dirigió su boca al centro caliente como la lava, desviándose al muslo de la deportista a escasos centímetros para tocar su monte de venus, besando la parte media de su muslo, recorriendo con sus labios casi hasta el centro de su ser, sintiendo la tensión en la receptora de la caricia.-

Helena se irguió demostrando que era unos centímetros más alta que su compañera, quien aunque no era baja su figura atlética la hacia lucir un poco más baja que la doctora quien medía un metro setenta, aunque esta ultima tambien hacia ejercicio tres veces a la semana, no de manera profesional como la joven blanca nivea de cabello rojizo y con cara de muñeca que tenía entre sus brazos, pero si tenia sesiones diarias en distintos ejercicios como yoga, pilates y trotar con un entrenador personal.

Maximilia la atrajo más hacia ella, disfrutando de su cuerpo duro, sintió sus senos contra los de ella y la pierna de Helena entre las suyas, sintió como su entrepierna se contrajo cuando sintió la dureza del muslo de la doctora, ya había apartado la bata de la doctora, estaba retirando el vestido negro que quedaba como una segunda piel terminado unos centímetros sobre sus rodillas, me deleite de descubrir su ropa interior de encaje color piel, que era lo unico que impedia que pudiera observar sus hermosos senos los cuales  tenian unas ligeras pecas que se difuminaban por todo su pecho, acaricie sobre la delicada tela sus pezones erectos, sintiendo como se endurecían aún más con mis caricias, retire su sujetador haciendo prisionero sus pezones entre mis labios chupandolo, mordiendolo, delitandome con sus gemidos, fui bajando por su abdomen dejando un camino de besos, cuando llegue a su monte de venus dorado como el sol casi me desmayo, tenia un delicado camino de vellos rubios, lo que hizo que mi morbo por ella subiera a un nuevo nivel, recorri su sexo con mi lengua deleitandome con su sabor sintiendo como se estremecía por sentir finalmente mi lengua recorrer sus labios, busque entre caricias su clitoris para seguir disfrutando con su anatomia, pasaba mi lengua sobre él, haciendo círculos a su alrededor con cuidado dirigí mi dedos a su interior primero uno, luego dos, luego tres, sentia como cada vez era su interior más húmedo, más caliente y más apretado, mi propia húmeda y necesidad por sentirla también, me harían acabar sin ella haberme tocado; siento como vibra toda ella y mis dedos quedan aprisionados en su interior, sintiendo su orgasmo, un orgasmo divino que se formo de forma violenta y deliciosa, me quedo quieta unos segundos disfrutando junto con ella de esas maravillosas sensaciones que ella me había regalo.-

“Date la vuelta”.- Le ordeno cuando siento que su interior dejo de vibrar, se dio la vuelta apoyandose en la camilla, acaricie sus nalgas duras y en la medida perfecta para tener una retaguardia de infarto, mientras las acariciaba le di una nalgada fuerte pero sin llegar a hacerle daño, acerque mis labios a donde segundos antes habia impactado mi mano y la bese, volvi a repetir la acción de nalguearla y volvi a besarla, para mi sorpresa tras cada beso ella sacaba mas su culo buscando el contacto con mi mano. “Abre un poco más las piernas” volvi a ordenar, besando su nalga izquierda, abri sus nalgas besando su ano, mientras mi mano derecha acariciaba su clitoris, sus gemidos eran deliciosos, los movimientos de sus caderas me invitaban a hacer más, y asi hundiendo dos de mis dedos en su vagina la penetre con dureza, ella gimio más duro, senti como apretaba a proposito sus musculos deteniendo por segundos mis dedos en su interior, saque mis dedos de su vagina y los dirigi a su ano, presione con un dedo delicadamente no queria hacerle daño, pero me sorprendio ella empujando hacia atras con algo de violencia, pentrandose ella aun mas mis dedos en su interior,  me levante besando y mordiendo su espalda, mientras dos de mis dedos la penetraban con fuerza en su ano, llegue a su cuello besandolo, observando como con cada penetración se entregaba más al placer, ella se acariciaba sus senos duros, hermosos, los cuales parecian los picos de una montaña y, con su respiración agitada más hermosos se veian, dirigi mis dedos libres a su clitoris jugando con el, disfrutando de su dureza, siento como su ano empieza a convulsionar y dandole un ligero golpe en su clitoris haciendolo con la fuerza y delicadeza necesaria para que no traspase la delicada linea del dolor y el placer, le ordene “llega para mi vamos” senti como las vibraciones de todo su cuerpo la transportaban a un sitio lleno de explosiones de placer, como ese placer la invadia por completo dejandola tecnicamente desmayada, la ayude a acostarse en la camilla mientras se recuperaba, la bese diciéndole que nos volveríamos a ver y sali del consultorio de mi hermosa doctora.-