jueves, 28 de julio de 2016

Amor clandestino

Mi amor clandestino

Hola amor ¿como estas? – la hermosa morena que se encontraba viendo por la ventana al otro extremo de la habitación, se volteo regalándome una sonrisa que lograba borrar un poco el dolor de sus ojos.-
Me acerque a ella besándola con ternura abrazándola perdiéndome en su aroma, en el refugio tranquilo que solo conseguía en sus brazos. “¿Cómo fue tu día?” pregunto susurrando en mi oído, enviando una corriente de placer que recorrió todo mi cuerpo.
Mi respuesta muda fue suficiente para indicarle la respuesta, observando sus ojos la volví a besar no quería perder el poco tiempo que tenia con ella, mi lengua entro en su boca poseyéndola exigiendo su entrega ella dejo caer su bata de seda negra, pude notar un nuevo morado en su piel blanca esta vez no quise preguntar… volví a besar sus labios con nuevas ansias deseaba poder borrar de ella todas las marcas pero sabía que no podría aunque lo intentara mil veces el resultado era el mismo en la mañana el morado seguiría ahí y con él la culpa de lo que estábamos haciendo.
Caminamos entre besos y caricias a la cama mis manos viajaban libre por su cuerpo, ella comenzó a desvestirme, entendí al verla que ella necesitaba hoy llevar el control, ella quería poseerme, perderse en mi piel y borrar lo que fuera que necesitaba borrar con sus besos en mi; la deje hacerlo, deje que consiguiera en mi piel y mis besos el consuelo que tanto buscaba. Ella se arrodillo frente de mi siguiendo el camino que iba descubriendo mi falda ejecutiva al caer por mis caderas y mis piernas quedando enrollada a  mis pies, ella acerco sus labios a mis caderas y con una dulzura nueva poca característica en nuestros encuentros besó la piel al borde de mi panti de encaje negro, sentir sus labios rozándome hizo que toda mi piel se erizara, acaricie su cabello corto y negro azabache con dulzura, ella lentamente fue quitando mi ropa interior disfrutando de cada centímetro de piel que iba descubriendo. “acuéstate” Dijo con la voz ronca de deseo… Así lo hice dejando mis piernas semi-abiertas en una clara invitación a tomar lo que yo consideraba que solo ella podía tocar. Sus labios aterrizaron suavemente en mis piernas acariciándolas con devoción subiendo por la extensión de mis muslos hasta llegar al centro de mi calor, haciendo caso omiso de la necesidad explicita de sentir sus labios ahí, siguió subiendo por mi abdomen hasta llegar a mis senos los besó con cuidado deteniéndose en el pezón derecho chupándolo, acariciándolo con su lengua lentamente como si no existiera el tiempo paso al izquierdo tomándolo con la misma lentitud con la misma delicadeza, subió a mi cuello chupándolo sentí sus dientes morder mi piel, sus labios acariciar la zona enrojecida “eres mía no importa lo que digan los demás” su voz ronca en mi oído me hizo gemir en respuesta, estaba claro que tenía razón en lo que había afirmado su voz ronca.
Su mano viajo al sur quemando mi piel a su paso, sintiendo como mi músculos se tensaban de expectación cuando sus dedos acariciaron mi humedad un rio de placer acompaño su caricia busque con mis caderas sentir sus dedos nuevamente, ella entendió lo que mi cuerpo pedía a gritos y con dos dedos entró en mí quemándome al paso de sus dedos, sus dedos empezaron entrar en mi a un ritmo lento y profundo llevándome lentamente al colapso, sintiendo como una bola de energía iba formándose en mi interior tomando toda la cordura que podía conservar hasta que finalmente como la ola que revienta a la orilla del mar, esa energía, explotó esparciendo mi ser en mil pedazos alrededor de ella mis uñas se clavaron en su espalda en un intento en vano de no perderme.

“Me encanta verte llegar así” escuche su voz a lo lejos acompañada de sus dedos acariciando mi cuerpo, subiendo y bajando por todo mi abdomen jugando con mis pezones erectos como pequeñas puntas donde descansar sus dedos inquietos. La bese con desesperación dejándome llevar por el tormento emociones que vi reflejados en sus ojos, colocándome sobre ella sentí mi calor unirse con sus rizos húmedos, mi lengua se perdía con desespero en su boca mis manos cobraron vida propia intentando borrar todas las marcas de su piel con mis caricias llenas de amor, baje por su abdomen sintiéndolo tenso hasta llegar a sus rizos negros delicadamente cortados acaricié su clítoris suave sin un sentido establecido solo deleitándome en la humedad que iban llenándose mis dedos “ tu también eres mía” declaré con voz ronca segundos antes de que mis labios poseyeran su clítoris jugué con el tomándolo prisionero entre mis labios, chupándolo sintiendo la tensión de su cuerpo viendo como sus manos tomaban sus senos para apretarlos y halar sus pezones rozados; mi lengua entró en ella probé su sabor... Aunque en muchas ocasiones ya lo había hecho, esta vez fue diferente, entonces con una vehemencia inusual en mí volví a declarar “eres mía” necesitaba creerlo ya no podía dejarla partir; entendí entonces porque esto era distinto… subí haciendo que probara de mis labios su sabor que entendiera lo que mis palabras declaraban y con dos de mis dedos dentro de ella, finalmente ella me regalo tan preciado orgasmo llevándome   a tener otro solo por el placer de sentir sus jugos deslizándose por mis dedos. Nuestras respiraciones rápidas e irregulares se mezclaban y segundos antes de que Morfeo nos llevará a ambas con él lo escuche “no tenemos que separarnos mas, lo he dejado te amo” declaró con una sonrisa en sus labios. “Yo también te amo” respondí olvidando todo lo que había afuera de estas cuatro paredes.