CAPITULO I
María buenos días ¿cómo estás? oye en un rato viene la
sra. Virginia Van Der Bill, por favor cuando llegue la haces pasar directo a mi
oficina. - Le indiqué a mi secretaria, una joven de unos veintitantos, morena, cabello negro,
delgada, en verdad es que no era una belleza extraordinaria pero la chica me
caía de maravillas, aunque, estoy consciente que no es mi amiga, hemos
conversado muchos temas con ella que no podría hablar con mis supuestas mejores
amigas, y además, sé que ella nunca revelaría algo que yo le dijera, ella viera
o escuchara en mi oficina.
Antes de continuar me debo presentar, me llamo Julia Larrizabal, soy presidenta
de industrias JLV, la empresa se dedica principalmente a mejorar y desarrollar
fórmulas químicas para productos de limpieza del hogar, productos de limpieza
especializado para hospitales y productos de higiene personal, por lo cual mi
empresa en lo particular genera millones de millones de dólares en ganancia a
las otras empresa con sus fórmulas, por lo cual mis empleados y yo debemos
estar con pie firme con lo que decimos y hacemos respecto a nuestro trabajo.
Tengo la fama de ser una mujer fría, controladora, que no siente, pero no es así. Mi
posición no me permite estar de risas y darle toda mi confianza a cualquiera, porque ya en el pasado
bastante gente se me ha acercado para ganarse mi confianza y tomar algo de mí, algún secreto de mi
compañía, dinero, siempre algo se llevan, pero lo cierto es que no son sinceros…
Hola Juls ¿cómo estás?- Preguntó una voz con un acento
extranjero bastante marcado, se fue acercando a la ventana donde me encontraba
hasta rodear mis hombros con sus brazos y darme un sonoro beso en la mejilla.
Bien Vi, ¿Y tú? - respondí girándome para besarla en los labios, cuando vi sus ojos
color marrón más oscuro, tenía una mirada felina, salvaje como un tigre cuando
va a cazar, mis piel se erizó, me imaginaba el motivo por el cual pasaba por la oficina.
Algo cansada, la oficina está
hecha un desastre todos están alterados y me están alterando a mí, ¿estás muy
ocupada?.- su voz ronca en mi oído me hizo estremecer… “nada que no pueda
esperar”. Contesté dejándome llevar por sus besos en mi cuello. Me condujo hasta mi silla y
se puso sobre mí besándome. Observé su atuendo, una falda ejecutiva color blanco, con una camisa cuello holgado de
seda, de color vinotinto y sobre ella, un blazer de color blanco
igual, tenía un collar de perlas y aretes a juego, (cuando tenía
reuniones con los inversionista se vestía muy clásico pero era un traje que le
daba un poder que hacía que mi sangre bajará al centro de mis piernas con solo
verla), comenzó a besar mis labios suavemente, sentí su cuerpo pegarse más al mío, “tienes una sola regla que seguir; no puedes tocar”. Dijo sonriendo pícaramente,
“... no tocar...” respondí jadeante. Ella asintió con la cabeza mientras se
paraba y busca en su bolso dos pañuelos de seda color vinotinto, sentí mi
cuerpo contraerse de excitación, me ató las manos a los posa-manos de la silla
de cuello negro, se alejó nuevamente y sonriendo triunfal empezó a bailar
lentamente, mientras iba quitándose el blazer, la camisa y la falda, para
cuando terminó el baile, yo ya estaba luchando con el amarre de mis manos; me
veía reflejada en su mirada furiosa, salvaje y, por un segundo tuve miedo de
donde estábamos y lo que haría.
Se acercó nuevamente ahora solo con un sexy conjunto
de ropa interior de encaje blanco y sus tacones blanco de tacón delgado, en verdad no sé como camina en ellos,
pero la imagen de su caminar felino me hizo enfocarme en que, ahora literalmente, era la presa de
ella. Se sentó en mis piernas nuevamente, besando mis labios con más pasión,
mordiendo mi labio inferior hasta que gemí con dolor y placer, se alejó y con
cuidado se quitó el sujetador de encaje blanco dejándome a pocos centímetros de
mi boca sus senos, con los pezones erguidos exigiendo atención; los
acercó a mi boca y cuando sintió el contacto de mis labios en su piel, se
retiró, “recuerda no tocar”. Dijo con la voz ronca. “...Te va a encantar lo que
tengo pensado para ti” completó parándose y comenzó a desabrochar mi
camisa negra hasta que dejó mi pecho libre, bajó mi sujetador dejando mis senos al aire -
observé como una sonrisa se dibujó en su rostro cuando notó mis pezones duros- “te estoy volviendo
loca, lo sé” afirmó arrodillándose para literalmente comerse mis senos. Sentí como la humedad iba creciendo
entre mis piernas, sentir sus dientes alando mis
pezones hasta casi volverse doloroso para luego besarlos y acariciarlos con su lengua, me tenía cardíaca.
Eres una pervertidilla de lo
más deliciosa.- Dijo con la voz roca y deseosa. Bajó sus manos a mis pantalones y
sin mucho protocolo los sacó hasta mis tobillos, abrió mis piernas sonriendo al
notar la evidente evidencia de mi excitación y acercó sus dedos a mis labios
brillantes y húmedos. Los pasó de arriba abajo recorriendo toda mi intimidad, jugó con sus dedos en mi
clítoris para luego con mirada felina, acercarse con su boca y acompañar a sus dedos. Cuando sentí su lengua rozar mi
clítoris, casi tuve un orgasmo, pero ella se alejó y divertida volvió acercarse con su lengua más ávida y más segura. Tomó todo mi coño y sentí su lengua entrar en mí una y otra vez, mis caderas se comenzaron a
mover con vida propia buscando más contacto. Ella sintiendo mi necesidad, introdujo dos dedos dentro de
mí llenándome por completo, y con su lengua aún en mi clítoris, levantó su
mirada brillosa, divertida, excitada - ella sabía que yo estaba a punto - y mi orgasmo llegó en ese momento sintiendo
su mirada sobre mí. Besó mis labios compartiendo conmigo mi sabor en su boca. Pensé que me desataría pero no lo hizo,
se sentó en mi escritorio a escasos medio metro de distancia, apoyando sus pies en los
posa- manos de mi silla; mis ojos casi se salieron de órbita cuando vi lo que
ella estaba haciendo. Estaba tocándose para mí, me estaba torturando, me
mostraba su sexo húmedo, hinchado, brilloso, deseoso y yo no podía tocarlo.
Moví mis manos en busca de desatarme pero no lo logré - luego preguntaría que clase de nudo
hizo - ella me vio con una mirada brillosa de placer y sonriendo me dijo “sólo
disfrútalo” mientras con sus piernas me acercó a ella -yo por supuesto me empuje hacia
ella apenas me di cuenta lo que quería- con una mano tomó mi cabeza y me acercó
a su coño, me perdí entre los pliegues de su sexo, rodeando con mi lengua su
clítoris. La penetré con mi lengua hasta que sentí como me pegaba aún más a ella, su cuerpo
empezó a vibrar - lo sabía, lo sentía- “vamos nena regálamelo” le dije gimiendo
también.
Me encanta tener estas reuniones contigo.- Su voz
seguía siendo ronca pero ahora tenía ese cantadito que le quedaba en la voz
luego de haber llegado al orgasmo, que me excitaba sin control. Mi cuerpo se llenaba de la imperiosa
necesidad de llevarla a un nuevo orgasmo cada vez que escuchaba ese tono de voz.
Pasado unos segundos donde yo descansé mi cabeza en su cadera porque no llegaba
a su vientre, ella se paró y comenzó a desatarme, dándome besos suaves y dulces en los labios, se sentó en mis
piernas nuevamente pegando nuestros cuerpos y mis manos ahora libres, se dirigieron a sus nalgas, acariciándolas. Me encantaban, eran duras, no tenía mucho pero me parecía
el tamaño ideal. Los besos se volvieron más salvajes calentándonos de nuevo, quería… no,
necesitaba hacerla mía de nuevo pero sabía que ya nos habíamos tomado mucho tiempo
y tampoco quería dar de que hablar más de lo que ya hacían. No tanto por mí, sino por ella.
Vamos nena debemos vestirnos.- Dije acariciando su
trasero sin terminar de separarme de ella.
María, por favor puedes traerme la carpeta de la
empresa de los Stútaros.- Ordené por el intercomunicador luego de que Virginia se había ido, tardamos por lo menos cuarenta minutos más en
recomponer nuestras ropas, besos iban y besos venían. Las caricias solo servían para retrasar su
salida, hasta que finalmente recibió una llamada y tuvo que irse, no supe de
quien era, pero se puso seria y hasta perdió un poco de color cuando la
recibió.
xxxx
A las seis salí a
encontrarme con Juls, estaba agotada no sabía que clase matrimonio tenia Eva,
ni porque se estaba divorciando pero estaba bastante preocupada por sus bienes
y la entiendo, aunque me sorprendió que no vaya a ver disputa por la custodia
de los niños; con eso aseguraría el esposo una buena cantidad de dinero mensual
por manutención.
Hola Juls ¿cómo fue tu
día? Pregunte saludándola con un beso en la mejilla. Me molestaba que se negará
a salir del closet, pero respetaba que eso debía hacerlo ella a su propio
ritmo. Yo no estaba asumida completamente, pero tampoco tenía a nadie que
informarle, sé que mi hermana no haría
mucho alboroto con eso, y mi mamá, bueno tenia años que no sabía de ella, desde
el divorcio que ella dejo de hablarme.
Bien Vi, todo tranquilo
en la oficina, oye sabes que quiero irme de vacaciones a las isla del Caribe
¿podríamos ir las dos si quieres?- pregunto ella bastante insegura.
No puedo, tengo que
cuidar de mi hermana.- Respondí algo triste.
¿Tienes una hermana?
Nunca la mencionaste y tenemos casi un año saliendo.- Comento algo molesta.
Nunca salió el tema,
además tampoco es que preguntas mucho por mi familia.- Respondí en el mismo
tono. En ese momento supe que la cena resultaría un desastre, terminaríamos
discutiendo y ella yéndose a estar con otras mujeres para quitarse el enojo.
Me quede un rato
sentada en la silla tratando de entender como había llegado a este punto, nos
llevamos bien pero de últimamente cada palabra podía significar un problema.
Si era cierto que no le
había hablado de mi familia, pero tampoco ella había hablado mucho de la
familia de ella. Llame al mesonero y le pedi la cuenta, saliendo del lugar algo
alterada triste, en verdad la necesitaba porque entre todos los problemas que estaba
teniendo en mi vida necesitaba su apoyo.
Conduje hasta su casa con la esperanza de encontrarla ahí.
Hola ramón voy al
apartamento de la srita. Larrizabal. Salude al señor de seguridad del edificio
de mi julia.
Me dejo pasar sin
problemas, ya me conocía sonreí y conduje hasta el puesto segundario del
apartamento de julia, deje con un poco de nerviosismo mi mercedes SL600 rojo,
revise mi vestimenta y camine con toda la seguridad que podía sentir hasta el
ascensor que en pocos minutos me llevaría al apartamento de lo que consideraba
mi pareja.
CAPITULO III
No puedo creer que
Virginia no me haya contado que tenga una hermana, como es posible? Es que
acaso no significo nada para ella?- mi ira estaba en aumento y la bebida no ayudaba mucho, me hacía sentir insegura y
no era normal en mi, no soy de enfrascarme en relaciones solo busco un buen
rato de sexo y compañía, no entiendo porque reaccione así cuando ella me conto
de su hermana. Tal vez estoy exagerando, mañana la buscare y me disculparé con
ella por mi forma de actuar, estoy siendo dramática al pedirle que me participe
de su vida cuando yo ni cerca le he hablado de la mía. ¿tal vez de ahí venga mi
miedo? Tengo miedo de que se involucre mucho en mi vida y termine lastimándome
como todas lo han hecho. Estoy en mi segunda copa de vino cuando escucho el
timbre, voy atender la puerta con bastante malestar mi humor no estaba para
visitas.
Hola, me alegra
encontrarte en casa pensé que no estarías aquí.- Comento Virginia con una
sonrisa insegura en sus labios.
¿Cómo? – sonreí
deteniendo mis palabras a medio camino, me sentía inmensamente feliz de que
ella me haya buscado, aunque esto significaba un gran riesgo también.
Necesitaba hablar
contigo, no me gusta pelear contigo, estoy clara en lo que quieres pero eso no
indica que me guste estar disgustada contigo.- Sonrió ella acariciando mi
mejilla con su mano derecha.
Yo.. yo lo siento por
como actúe, no he preguntado nunca sobre tu vida privada y eso es parte de
nuestro acuerdo debe ser así.- Sonreí quitándole importancia al asunto.
Ella entro al
apartamento con una sonrisa coqueta – me encantaría compartir lo que pasa en mi
vida privada Juls pero se que esas complicaciones no van contigo, no tengo
problemas en eso.- Se acerco coquetamente a mí besándome con lentitud,
acariciando mis labios dulcemente con los suyos, -mm divino el vino- sonrió
alejándose nuevamente. – Sin embargo querida no me gusta que me dejen sola en
una mesa de un restaurante, creo que te he de castigar para que aprendas a
respetar a tus mayores- Sonrió con malicia mientras caminaba hasta la sala para
sentarse, cruzando sus largas y finas piernas una sobre otra, sus tacones de
color vino hacían un contraste excitante contra su piel blanca nívea. Trague grueso al ver
como ella hábilmente se desprendía de su abrigo y lo colocaba en el sofá, tenia
un aire salvaje y fuerte que me hizo temblar por dentro. -¿ que estas pensando?
Logre preguntar con esfuerzo.
Por el momento querida
enseñarte a comportarte porque tu comportamiento merece un castigo. Acercate-
Dijo en tono seguro. Me acerque a ella y cuando estuve suficientemente cerca me
beso nuevamente en los labios tomando el control con ese simple gesto de mí,
nuevamente vibre internamente al notar el control que ejercía ella en mi y como
yo gustosa se lo cedía. Lentamente paso sus manos por mi cuerpo libero con
maestría mi cuerpo de toda mi ropa dejándome solamente con mi fina panty de
encaje negro, sabía que podía oler, sentir mi creciente necesidad de ella. Beso
mis labios con delicadeza para luego con un poco mas de fuerza morder mis
labios. Un gemido escapo de mi boca sin controlarlo, sentí como ella sonrió
antes de alejarse un poco de mí haciendo que quedara un poco reclinada en el
espaldar del sofá ofreciéndole una espectacular vista de mis glúteos. Ella los
acaricio sentía su mano delicada tomar mis glúteos firme entre sus dedos, sentí
como su mano se alejo y cayo nuevamente sobre mi glúteo haciendo que el sonido
de la nalgada retumbara en todo el apartamento; mis piernas temblaron de la descarga
de placer que sentí al sentirla así, ella pego su cuerpo a mi trasero, tomo
delicadamente mi cabello y me acerco a ella – haz sido una mujer muy mala y
ahora tendré que disciplinarte- beso mis labios con necesidad con pasión
precariamente contenida, mi sexo estaba anhelante de ella, me dolía de
necesitarla y un escalofrío recorrió mi espalda a sentir como besaba toda mi
espalda hasta llegar nuevamente a mis glúteos, con un toque suave me indico que
volviera a mi postura anterior, abrí un poco mis piernas y apoye mis brazos y
mi cara al respaldo del sofá, necesitaría sostenerme de algo sino caería.
Sentí como su
respiración se acercaba peligrosamente a mi sexo, como sus manos acariciaban
mis piernas – Eres una mal portada mira como te has puesto- gimió ella cerca de
mi creciente humedad.
Gemi – he sido mala ama
– pude con esfuerzo decir antes de sentir una segunda nalgada en mi glúteo
derecho que hizo que momentáneamente mis piernas perdieran la fuerza. Ella
acerco sus labios a mis muslos muy cerca de mi sexo, me beso suave haciendo un
camino por todo el borde de mi punto mas necesitado, siento que se para y
pegándose nuevamente a mi, besa mi cuelo y susurrándome al oído dice – eres mía
Julia – gimo nuevamente pegando mi cuerpo al de ella, sintiendo un calor
incontrolable que crece en mi interior, sus palabras me llenaron, aunque no
quería reconocerlo era de
ella. Volvió a colocarme en la posición en la que estaba y ella se alejo un
poco de mí, busco algo en su bolso y regreso a mi, beso nuevamente mis labios,
ahora era mucho más delicada, dulce tierna, pero sumamente posesiva, tapo mis
ojos y escuche como ella se iba desnudando.
Volvió nuevamente a
pegar su cuerpo al mío gemi al sentir su piel caliente contra la mia, como sus
manos recorrían ahora mi cuerpo sin ningún tipo de impedimento, me giro y sus
labios tomaron mi pezón derecho, chupándolo y masajeándolo con su lengua, lo
mordió dando un leve tiron de él en el punto exacto en el que el dolor es
placer, sentí como mi cuerpo se contrajo y como una ráfaga de placer recorrió
mi cuerpo hasta estallar en mi sexo, - jaja eres una pervertida, te gusta que
te haga eso- susurro a mi oído no era un secreto ni la primera vez que lo hacía
solo que esta vez tenia el total control, me hizo sentar en sus piernas y fue
cuando supe porque había tapado mis ojos, pude sentir el objeto plástico algo
grueso erecto entre sus piernas. Muy a mi reticencia pasada hizo que me mojara
aun más, ella lo noto y besando nuevamente mis labios mientras masajeaba mis
glúteos introduciendo un dedo gentilmente en mi trasero susurro- serás mia
completamente esta noche- solo pude gemi y escuetamente responder “solo tuya beba” ella volvió a besarme y
sentí como colocaba el pene de plástico en posición con cuidado fue bajándome,
sin dejar de acariciar mis cuerpo, sentía mi pezón derecho siendo nuevamente
torturado por su hábil boca mientras su dedo masajeaba hábilmente mi ano. Yo
estaba desesperada porque me tomara por sentirla enteramente dentro de mi,
aunque sorprendentemente era la primera vez que tenia un juguete de esos dentro
mi, y ella lo sabía por eso su delicadeza.
Si te duele paro mi
Julia.- gimió cuando sintió que mis músculos se tensaron. ¡No, no te detengas!
– gimi bajando con fuerza hasta sentir como entro completamente en mí, me quede
quita unos segundos hasta que ella comenzó a moverse debajo de mi,
sorprendentemente su dejo también estaba dentro mi y las sensaciones me estaban
sobre pasando, sentía mi cuerpo contraerse, sus manos apoyadas en mis caderas
imponiendo un ritmo lento pero profundo, ella me quito la venda de mis ojos y
pude ver sus ojos brillantes por la pasión y algo más que no supe descifrar. Me
beso lento con pasión, se detuvo unos segundos para acostarme delicadamente en
el sofá y ponerse sobre mí, susurro en mi oído – Eres mía Juls, aunque te
niegues a reconocerlo lo eres, y yo soy tuya- gimio moviendo fuertemente su
cadera para entrar nuevamente en mi,
gemí a volver a sentir como entraba estaba vez mucho más fuerte, una y otra vez
mi cuerpo se tensaba, sin poder controlarlo ella me llevo a un orgasmo como
nunca lo había sentido gimiendo
inconexamente “ soy tuya” ella salió lentamente de mi con cuidado, beso mis
labios. “lo eres como yo lo soy de ti”
Escuche a lo lejos sus
palabras y mi corazón latió de regocijo aunque sabía que ahora debíamos hablar
de muchas cosas.